Si quieres saber qué es lo que hacen algunos vendedores de coches para ocultar todo tipo de averías o fallos mecánicos, no te pierdas el siguiente artículo. En él, te explicaremos 5 trucos para desenmascarar algunos de estos engaños típicos utilizados por algunas personas a la hora de vender un vehículo de segunda mano.
Que la crisis ha agudizado nuestro ingenio es innegable. Y el sector de los vendedores de vehículos de ocasión no es diferente. Al clásico pillaje de manipular los contadores de kilometraje, hoy se suman muchos otros. Por eso, desde Rolty te enseñamos los trucos más empleados para ocultar averías y cómo descubrirlos, para que nadie te engañe cuando vayas a comprar un coche de segunda mano. ¡Abre bien los ojos y estate atento!
Cuando un testigo se enciende en el cuadro de mandos indica que existe alguna anomalía en el vehículo. El problema de que estos testigos estén manipulados va más allá del gasto económico que nos supondrá arreglar el fallo que nos han colado, pues puede poner en riesgo nuestra seguridad. Para descubrirlo, busca muescas en la zona del cuadro que pudieran indicar que ha sido desmontado. Si no, sólo podrías descubrirlo si aprecias que algo no va bien en el funcionamiento del coche.
Lo más habitual es manipular el radiador para intentar ocultar las fugas que pueda tener. Para este truco se utilizan productos químicos, los cuales se introducen en el circuito de refrigeración. El problema es que las fugas terminan por reproducirse y estos aditivos pueden obstruir la circulación del líquido refrigerante. Detectar esta treta es muy difícil: la única forma es agacharse para inspeccionar los bajos del vehículo y comprobar si existen rastros de fugas -dejan marcas de agua-, pero si han limpiado estos restos, nunca lo detectarás.
¿Que la caja de cambios suena por desgaste o porque no engranan bien las marchas? ¡Ningún problema! Estos magos del engaño añaden aditivos específicos antifricción -tipo Metalube Transmisiones- al aceite del cambio para suavizar el ruido y el manejo. Hace algunos años, se lograba el mismo efecto… ¡añadiendo serrín a la valvulina! Lo malo de este truco es que no podrás distinguir el aditivo ni aunque compruebes el estado del aceite. En el caso de ser serrín, es más fácilmente detectable, ya que se muele al pasar por los engranajes del cambio y se mezcla con el aceite, dejando restos a su paso.
La carrocería tampoco escapa a estos trucos. Si el vehículo presenta problemas en la chapa es habitual reparar los golpes y abolladuras con masilla en lugar de sacar la chapa y devolverla a su lugar, reparación mucho más costosa. Puedes detectarlo fijándote si en la carrocería del vehículo existen lugares con un tono de pintura más nuevo, golpeando con los nudillos esos lugares para comprobar si suena metálico -como debería ser- o pasando un imán por la superficie de la que sospeches, para ver si de adhiere o no. El problema de estas reparaciones chapuceras es que a la mínima la masilla saltará y la pintura se descascarillará. En este mismo sentido de “ahorro”, puede ocurrir que cuando arreglan la chapa escatimen mucho con la pintura. Para detectarlo, observa con detenimiento el coche ayudado por el reflejo del sol. Si percibes zonas menos brillantes es posible que hayan utilizado pintura con más disolvente y poco barniz. El problema a largo plazo es que estas zonas se desgastarán fácilmente con el paso del tiempo y se harán visibles.
Utilizar un aceite más viscoso del recomendado por el fabricante permite enmascarar cualquier ruido extraño del motor. La mejor manera de de descubrirlo es solicitar la factura del último cambio de aceite y comprobar que el que hay no sea más viscoso que el recomendado por el fabricante.
Son muchos los trucos que pueden hacerse para ocultar los fallos de los vehículos de ocasión y aunque esperamos que esta pequeña guía te ayude, si quieres estar seguro de lo que estás comprando y evitar sustos y sorpresas desagradables te recomendamos que contrates alguno de los informes que pone a tu disposición Rolty.